Simone Biles brilló en los Juegos Olímpicos de París 2024 al llevarse tres medallas de oro en la competición general, individual y de salto, además de una plata en suelo. Este regreso triunfal marcó su retorno a la élite del deporte tras haber enfrentado una crisis de salud mental durante los Juegos de Tokio 2020.
Sin embargo, detrás de su extraordinario éxito deportivo se encuentra una historia de superación que comenzó en su infancia, marcada por la inestabilidad familiar y el abandono de su madre biológica, Shanon Biles, cuando Simone tenía solo seis años.
La dura infancia de Simone Biles
Shanon Biles, ahora de 52 años, perdió la custodia de Simone y sus hermanos debido a su adicción a las drogas y al alcohol, lo que llevó a las autoridades a intervenir en varias ocasiones. Simone y su hermana menor, Adria, fueron adoptadas por sus abuelos, Ronald y Nellie Biles, mientras que sus dos hermanos mayores, Ashley y Tevin, quedaron al cuidado de la hermana de Ronald, Harriet.
En su primera entrevista a los medios, Shanon expresó al Daily Mail su deseo de reconectarse con Simone y pedirle perdón por no haber estado presente en su vida. Shanon explicó que, aunque fue difícil renunciar a sus hijos, sabía que no podía cuidar de ellos en ese momento. “Todavía consumía y mi padre no quería que yo entrara y saliera de sus vidas cuando no estaba bien”, confesó.
Un intento de reconciliación
“Solo le pediría que me perdone. ¿Podemos seguir adelante? No me juzgues por mi pasado, sigamos adelante”, implora Shanon, quien confía en que en algún momento Simone querrá acercarse y conocer su versión de los hechos.
El padre biológico de Simone, Kevin Clemons, también ha luchado con problemas de adicción y tampoco tiene contacto con ella. Mientras tanto, Simone ha continuado agradeciendo públicamente a Ronald y Nellie Biles por brindarle la estabilidad y el amor que necesitaba para convertirse en la atleta más laureada de la historia.