Este domingo, en un nuevo capítulo de “De tú a tú” por las pantallas de Canal 13, Martín Cárcamo conversará con la cantante Gloria Simonetti, quien saltó a la fama a fines de los 60 con sus presentaciones en el Festival de Viña, ganándolo en la edición de 1969 con el tema “Mira mira”.
La intérprete hablará de su destacada carrera de más de 50 años, de las curiosas anécdotas que ha vivido y de sus amores, incluyendo sus dos esposos, la muerte del segundo de ellos y su última pareja, 27 años menor.
Y una buena parte del capítulo se centrará en la relación de la cantante con su único hijo, Cristián, quien es sacerdote jesuita y ex provincial de la congregación.
“Mi hijo es mi gran amor, está por sobre todas las cosas. Mi hijo único e irrepetible”, dirá la artista, agregando que se siente afortunada de ser su madre por la conexión que él tiene con la gente, por su labor sacerdotal.
“Soy privilegiada, él es muy especial. Yo creo que hay una cosa de lenguaje amoroso que nos une con la gente más humilde, que es la gente con la que a él le ha tocado transitar, y que es la gente a la que yo me he acercado desde el año 69. Ahí empezó el tránsito de la gente hacia mí para ver que yo no era esta pelolais pesada y de yo no tenerle miedo a la gente y dejar que me abrazaran”, indicará.
Uno de los momentos más intensos de su vida fue cuando Cristián le contó que quería ser sacerdote, lo que dejó a Gloria en estado de shock. “Que tu único hijo sea sacerdote para mí fue muy violento (…) Me lo contó cuando le estaba cortando el pelo, y casi le corté la oreja”, revelará.
Según narrará, todo partió cuando se encontró con dos amigos de su hijo que le contaron que iban a viajar a EE.UU. para ver un partido de fútbol, y ella se quedó pensando por qué Cristián no le había dicho nada. “Entonces mientras le estaba cortando el pelo le digo que me encontré con sus amigos y me dijeron eso. ‘No, si yo no me voy a EE.UU. Me voy al seminario’, me dijo. Así tal cual”, relatará.
Igual de terrible fue el momento en que tuvo que ir a dejar a su hijo al Seminario, porque en un momento a cada papá le pasaban el micrófono para que se despidieran formalmente. Llegado su turno, contará, ella sólo atinó a estallar en llanto en el micrófono.
“Él se fue y yo me quedé en un bote nadando de las lágrimas. Fue difícil, pero a final de cuentas tú entregas, porque lo que quieres es que tus hijos sean felices, nada más”, señalará la artista.