Pedro Ruminot, conocido comediante chileno, abrió su corazón en el programa “De tú a tú” de Canal 13. En una emotiva entrevista con Martín Cárcamo, Ruminot reveló detalles desconocidos de su turbulenta infancia.
Criado en Maipú junto a sus padres y dos hermanos mayores, Ruminot describió una dinámica familiar complicada. Su madre era el pilar económico, mientras su abuela asumía el rol de cuidadora.
El comediante recordó la inestabilidad laboral de su padre. “Me acuerdo que mi papá un año hizo zapatos, también hizo mote con huesillos, fue guardia, rondín, mil cosas”, compartió Ruminot.
La situación económica familiar era precaria. Ruminot incluso mencionó un verano en el que tuvieron que comer melones constantemente debido a una fallida inversión de su padre.
El descargo de Pedro Ruminot
Sin embargo, los problemas iban más allá de lo económico. Ruminot no dudó en calificar a su padre como “un muy mal papá” y “un gallo muy difícil, muy complicado”.
La falta de afecto paterno marcó profundamente a Ruminot. “De adulto me doy cuenta que a lo mejor nunca me quiso”, confesó el comediante, revelando que solo recibió gestos de cariño cuando alcanzó la fama televisiva.
La tensión en el hogar era constante. A los 13 años, Ruminot le pidió a su madre mudarse, una decisión que ahora considera debió haber sido una separación.
El comediante describió un ambiente doméstico hostil. “Era un tipo muy violento verbal y psicológicamente”, recordó Ruminot, mencionando enfrentamientos que llegaron a amenazas físicas.
La situación alcanzó un punto crítico cuando su madre y sobrina expresaron temor a la violencia física. Ruminot intervino, advirtiendo a su padre sobre las consecuencias de sus acciones.
Ruminot comparó la convivencia con su padre a “vivir con el enemigo”. Esta experiencia dejó cicatrices emocionales profundas en toda la familia.
Tras la separación de sus padres, Ruminot tuvo una conversación reveladora con su madre. Esperaba descubrir que no era hijo biológico de su padre, buscando una explicación al rechazo experimentado.
“Quería encontrar un papá, aunque fuera un cacho, un viejo curado, pero un papá, el que esperé siempre”, compartió Ruminot, expresando su anhelo de una figura paterna amorosa.