Este domingo, después de “Teletrece central”, el 13 transmitirá el segundo capítulo de “Socios por el mundo 3”, espacio que el domingo pasado partió conquistando ampliamente el cariño y la sintonía del público, logrando ser líder de audiencia en el bloque prime.
Pancho Saavedra y Jorge Zabaleta continuarán su recorrido por Filipinas para vivir más aventuras y descubrir su cultura. El objetivo de este episodio será conocer a Whang-od Oggay, una reconocida tatuadora, la más longeva del planeta, específicamente.
En el capítulo anterior los amigos quedaron durmiendo en un cementerio para partir al día siguiente a la búsqueda de la reconocida tatuadora de 107 años de edad, quien podría ayudar a Pancho. Sin embargo, antes de partir serán convencidos por el documentalista español Pablo Ávila para conocer la realidad de este singular lugar.
En el Cementerio del Norte, ubicado en un barrio periférico de Manila, viven alrededor de 6.000 personas. Cabe recordar que Filipinas es uno de los países con mayor índice de pobreza del mundo, por lo que tiene un grave problema habitacional. “Es una especie de toma”, comentará Saavedra al recorrer el recinto y conversar con una familia que vive en medio de tumbas y mausoleos.
“A nosotros nos llama mucho la atención. Nos choca, pero acá es normal, acá esto es así. Culturalmente está aceptado y nadie los viene a sacar. Es gente que cuida este lugar, que trabaja, vive y cría a sus hijos. Lo encuentro alucinante… esta es su casa, este es su lugar”, reflexionará Zabaleta.
La próxima parada será en Buscalán, a más de 400 kilómetros de Manila, comarca donde vive la anciana. Para esto, los “Socios” tendrán que pasar por la llamada “Ruta de la muerte”. En este lugar los pillará la noche y tendrán un sorpresivo accidente: perderán la rueda del vehículo, por lo que pasarán la noche en la van. Al día siguiente, gracias a la habilidad de Jorge, encontrarán la rueda y, junto al documentalista, dejarán el automóvil listo para continuar el recorrido.
Esta vez, el deseo de la dupla será llegar a los ataúdes colgantes de Sagada y conocer a una de las tribus más populares de la zona, los Igorot. No obstante, el doble esguince que Pancho Saavedra se provocó, debido a su caída, no lo dejará continuar, pues sus pies deberán descansar.
Mientras esto sucede, Jorge Zabaleta continuará el camino junto al español y también al lado de Ingrid, una representante de la tribu Igorot. Los tres llegarán a Sagada y visitarán los ataúdes colgantes y las más famosas cuevas sagradas de estas tribus, algunas de las cuales tienen más de 500 años.
Después de esta visita, y luego que Saavedra logre descansar, Jorge y Pancho continuarán el viaje para poder conocer a Whang-od Oggay, la tatuadora más longeva del mundo.
Pero para llegar a la cima de la colina, donde vive la anciana, faltará mucho por caminar, algo que Saavedra no puede hacer. Es por eso que su amigo descubrirá una singular forma para cruzar el acantilado: una tirolesa.
Una vez arribados a la comarca de Whang-od Oggay, ubicada en Buscalán, en la provincia de Kalinga, los “Socios” conocerán a la familia de la mujer, y es su sobrina quien les indicará que si se tatúan, tiene que comer algo antes, porque algunas personas se desmayan al ser tatuados. Es así como ambos entrarán a una casa de la aldea y comerán típicas preparaciones de este lugar.
Finalmente, llegará el esperado momento de conocer a Whang-od Oggay, una mujer única e imponente por su sabiduría y conocimiento de la cultura de su país. “Me encantó, es de una dulzura que no se puede explicar. Es una leyenda viviente”, expresará Jorge Zabaleta.
Este método de tatuaje ha sido usado durante siglos y se caracteriza en usar materiales naturales: una espina afilada de un árbol cítrico, una mezcla de hollín y agua para la tinta y un palo de bambú que se usa para golpear la espina y así penetre la tinta en la piel.
La anciana es la que escoge a quién y dónde hacer el tatuaje. Al ex animador del Festival de Viña del Mar le escogerá la mano. Luego, frente a la magia del momento, Jorge decidirá tatuarse, quien dirá lo siguiente: “Este tatuaje une toda esta amistad, este programa, a estos viajeros. Creo que ahora tenemos una aventura en común para contarle a los nietos”. Y agregará, “ella, a través de su arte, sale al mundo entero”.
“Filipinas es amable. En Filipinas la gente es cariñosa. Me sentí protegido en todo momento”, confesará Francisco Saavedra.