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El acuerdo de principios alcanzado por China y Estados Unidos para frenar una guerra comercial tiene tintes de tregua, con detalles y cuestiones espinosas no resueltas según señalaron varios analistas a la AFP. 

El presidente estadounidense, blanco de un proceso de destitución en su país, reivindicó un acuerdo parcial “muy importante” con Pekín, sin precisar el contenido y aplazando para el próximo mes una eventual firma.

“No es gran cosa y no avanza mucho en las grandes cuestiones”, advirtió Barry Naughton, de la Universidad de California.

Tras haberse reunido en Washington con el principal negociador chino, Donald Trump aseguró que “en las próximas cuatro semanas” podría firmarse un pacto. Por su parte, China se limitó a referir unos diálogos “constructivos”. 

Un posicionamiento que permite a ambos países, inmersos desde marzo de 2018 en una guerra comercial sin merced, evitar una escalada que podría ser perjudicial para su economía.

Pekín se comprometió a comprar más productos agrícolas procedentes de Estados Unidos, una medida reclamada desde hace tiempo por el presidente estadounidense, que se presentará a un segundo mandato. Esta debería beneficiar a parte de su electorado: los agricultores.

A cambio, Trump renunció aumentar entre un 25 y un 30% los aranceles sobre 250.000 millones de dólares en importaciones chinas a Estados Unidos, algo previsto para el martes.

“La ausencia de detalles y el mismo hecho de que hubieran hecho falta semanas para lograr este ‘paso de bebé’ ahogó el optimismo” en torno a los diálogos, indicó Stephen Innes, analista en AxiTrader.

Se trata de una etapa importante, no tanto por el contenido sino por el método que, con mucha incertidumbre, puede conducir a una serie de entendimientos progresivos”, apuntó Naughton.

El acuerdo también afecta a la propiedad intelectual -un derecho a menudo ignorado en China-, una mayor cobertura del sector de los servicios financieros chinos y un apartado sobre las tasas de cambio.

“Se realizaron progresos sustanciales” en esos ámbitos, comentó el sábado la agencia Xinhua, sin precisar los avances en cuestión. Los medios del país, estrechamente controlados por el Partido Comunista, en el poder, desempeñaron una cobertura mínima de los diálogos.

La guerra comercial, que ha entorpecido las relaciones entre Pekín y Washington, se traduce desde el año pasado en unos aranceles recíprocos sobre cientos de miles de millones de dólares en intercambios anuales. Un diferendo que amenaza al crecimiento de las dos primeras economías mundiales y al del resto del mundo.

AFP.

 

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