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El reloj marcaba algunos minutos pasados de las 7 de la tarde del pasado domingo 7 de octubre, cuando en medio del festival Migrafest un gran número de haitianos residentes en Quilicura -lugar en el que se celebraba la tercera fecha de esta cita multicultural- se agolparon delante del escenario para ser testigos de la música y voz de un chileno que de a poco ha sabido ganarse el respeto del mundo migrante y artístico.

Por medio de canciones tradicionales haitianas, y en compañía de Mikerlange, proveniente de dicho país, desplegaron sonidos y letras que hicieron vibrar (quizás como nunca antes) a los cientos de extranjeros que, con gran sorpresa, admiraban cómo un funcionario policial emocionaba a todos con sonidos de Puerto Príncipe y otras localidades del país del norte.

Se trata de Alexander Ortega, cabo primero de Carabineros que con 32 años a cuestas adoptó a su vida la lengua creol, tras participar en las Misiones de Paz de la ONU, en Haití, durante el año 2014, una experiencia que le ha valido acercarse, entender y compartir de mejor forma con el colectivo haitiano que en gran número habita en nuestro país.

Orígenes

Nacido en Puente Alto, pero criado en Gorbea, en la Región de La Araucanía, lugar en el que aún permanece su familia, Alexander decidió tomar el uniforme de Carabineros rememorando, en cierto modo, su relación de niño con la institución.

“Desde pequeño vi con mucho respeto a los carabineros, ya que eran cercanos a los niños de la brigada de tránsito del colegio al cual yo pertenecía. Con el paso del tiempo en varias ocasiones recibí ayuda de ellos, ya sea por una simple revista que me regalaron para un trabajo del colegio, hasta apoyo y consuelo en situaciones difíciles que tuve que pasar”, relata.

Fue así como el 2007 ingresó a las filas de la institución, siendo destinado al año siguiente a trabajar en la Región Metropolitana, pasando por unidades de distintas comunas.

¿Cómo fue que llegaste a participar de las Misiones de Paz en Haití?

“Todo comenzó cuando el Departamento Gestión Administrativa y Desarrollo Profesional de Carabineros de Chile, dio la posibilidad de poder estudiar idiomas, en mi caso el inglés, por lo que aproveché la oportunidad de aprender este idioma por dos años”.

Posteriormente, con el idioma inglés internalizado, “postulé el 2014 a las Misiones de Paz, rindiendo exámenes escritos, una entrevista personal, conducción de vehículos 4×4, uso de armas, etc. Aprobado todo lo anterior quedé seleccionado junto a otros seis colegas mas para integrar el contingente chileno en la misión de estabilización desplegada en ese entonces en Haití, llamada MINUSTAH, donde pasamos un año sirviendo a esa causa desde septiembre de 2014 hasta septiembre de 2015”.

De dicha experiencia, Ortega recuerda significativos episodios. “Lo que me llamó la atención desde el principio, fue la diferencia de clases sociales, las cuales son muy marcadas. Hay haitianos que tienen mucho poder adquisitivo y después está la mayoría que tienen que luchar cada día para salir adelante”, señala.

En ese sentido, agregó, “fue impactante ver gente con prácticamente nada para vivir, puesto que luego del terremoto del 12 de enero de 2010, en Haití, muchas personas viven en campamentos bajo carpa por haber perdido sus hogares, haciendo que su condición de salud, educación, trabajo y bienestar sean bastante precarias por lo que acudíamos en su ayuda periódicamente para llevarles ropa y gestionar operativos médicos y vacunatorios”.

Las ceremonias locales, la ida a la iglesia los días domingo, los carnavales y rituales vudú fueron otros aspectos que, sin duda, quedaron grabados en la retina del funcionario policial. “A pesar de estar pasando momentos difíciles, siguen siempre optimistas y alegres. Son unidos, respetuosos y educados, muy expresivos para hablar y muy atentos y acogedores con los extranjeros”, enfatizó Alexander.

Fue gracias a la necesidad que el cabo primero de Carabineros tuvo que acercarse al idioma creol, “con ayuda de un vecino que hablaba un poco de español, quien me enseñaba en compañía de sus hijos a leer con los libros del colegio de estos; por lo que ya no moriría de sed por no saber pedir una botella de agua en el negocio de la esquina, por ejemplo”.

De este modo, y atento a lo que ocurría en Chile con el fenómeno migratorio, particularmente el haitiano, Ortega decidió tomarse con mayor seriedad el aprendizaje del creol, “por el uso que le podía dar en Chile al volver, lo cual fue una decisión totalmente acertada, pues esta herramienta me ha sido muy útil para romper las barreras idiomáticas y dar una mejor atención a los requerimientos de las personas provenientes de Haití”.

Nace el artista

Luego de volver a Chile y aprovechando sus ratos de ocio, fue que se le ocurrió subir a su cuenta de Facebook un video cantando en creolé que incrementó enormemente su listado de contactos haitianos.

“De tener 20 amigos haitianos, pasé a casi 5 mil en una semana, por lo que vi que la iniciativa era buena, así es que seguí haciendo videos cantando canciones en creol, pero esta vez subtitulándolos en español, para que quienes no hablan este idioma pudieran entender qué dicen las letras y, como doble objetivo, que los haitianos pudieran comenzar a decir las cosas en español”.

Este fue sólo el primer impulso de una carrera artística que le ha valido participar, junto a su compañera musical Mikerlange, en actividades organizadas por la Fundación Fuerza País (FUPA), como cantante y como orador en charlas preventivas.

Personalmente, ¿cómo ves la labor policial y cultural que realizas a favor de esta comunidad de migrantes?

“Lo más positivo que puedo destacar de la experiencia vivida en Haití y lo que eso ha significado hasta el día de hoy, es que al conocer otro país con su cultura, su realidad, su clima y sus diferentes costumbres, ha formado en mi una nueva perspectiva. Siento que volví siendo una mejor persona, con mayores conocimientos, rodeado de buenos amigos haitianos en Chile y extrañando a los que quedaron en Haití. Siento que ahora puedo hacer por estas nobles personas lo que alguna vez hicieron por mi esos Carabineros que me ayudaron cuando pequeño”.

En lo musical ¿qué aspiraciones tienes? Por otra parte ¿qué te parece la organización en Chile de iniciativas como Migrafest?

“Mi idea es seguir entregando un mensaje de integración y cercanía, aprovechando siempre la instancia de dar consejos preventivos y para una mejor convivencia de manera inclusiva. Respecto a Migrafest, que se realicen este tipo de instancias es trascendental para lograr una buena convivencia en este Chile multicultural, ya que la riqueza de este evento es que las personas de cada país que participa tienen la posibilidad de mostrar con orgullo esas cosas que son tan suyas y que comparten con el resto, felices al ver cómo son recibidas con mucho agrado”.

Alexander Ortega estará presente, precisamente, en la última fecha que tendrá Migrafest este 2018, evento que tendrá lugar este sábado 27 de octubre, desde las 14:00 horas, en la plaza de armas de La Pintana. En la ocasión, subirán también al escenario agrupaciones de la comuna, así como destacados artistas de Haití, Colombia, Perú, Brasil, entre otros.

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